«Puede que tenga más cicatrices de las que admita.
Puede que muchos arañazos no deban ser llamados cicatriz.
Yo sigo pensando que usamos muy mal la palabra «cicatriz»
Eso sí, qué preciosa es Qué bonitas son —al menos para mí—.
Supuestamente una cicatriz nos recuerda algo que vivimos.
Normalmente una inconsciencia.
Esa puerta que estaba donde no tenía que estar. Ese suelo resbaladizo.
Esa persona. Sí, esa.
Yo miro todas las que tengo y me río.
No hay ninguna de la que pueda decir: «Me arrepiento de esto que hice».
En todos los sentidos. Las que veo. Las que no veo.
Arañazo, llaga, herida, cicatriz, brecha, cañón del Colorado.
Llamadlo como queráis.»
Y tiene dos padrimos de lujo:
«Ángel Zero está enamorado del amor, y sus poemas son el fiel reflejo de ese flechazo: cartas de amor que se clavan en el corazón de quién las lee»
Marwan
«Es la única persona que ha sido herida de gravedad 146 veces y que aún sigue viva para contarlo, para sacar a relucir sus cicatrices e incluso presumir contando la historia que esconde cada una de ellas. Esta personase llama Angel Zero y posiblemente sea el último superhéroe patrio que nos quede, porque caminar sobre las brasas, mantenerse despierto, correr rápido, sobrevivir sin comer ni beber, aguantar la respiración o recordar muchísimos dígitos lo podrá hacer un selecto grupo de personas extraordinarias, pero amar y abrir el corazón como la primera vez, a pesar de vivir en estos tiempos de odio, capricho y fugacidad emocional, solo lo puede hacer un loco de remate o un superhéroe que se muere por vivir.»
Rayden
Ángel Zero (Gijón, 1988) es autor de Ella, un fenómeno en Instagram.
Un ejército de sonrisas para combatir cada día contra la tristeza. Soy un trébol de cuatro hojas deshojado por una incertidumbre. Sigo sin tener claro de dónde viene ese ruido cuando me pierdo en las miradas. Y Google me vuelve hipocondríaco. Me encantan las chicas que lloran y ríen al segundo. La mejor forma de matarme es extinguir las patatas fritas. Escritor iceberg.
Poeta por no llamar a las cosas por su nombre.
Una mirada, una sonrisa y un maltrecho corazón. Ya tengo todo lo necesario para amar. Me gustaría inventar un After Bite para las cicatrices, un algoritmo aplicable en el amor y una máquina del tiempo para volver a los besos en la mejilla.
Me dicen que deje el tabaco, el alcohol, las noches de insomnio. Eso sí, nadie me dice que deje de AMAR.
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